-Hay un modo muy propio de ser mujer, de cambiarse desde lo más profundo para influir en el resto del mundo, para cuestionarse la vida toda y reinventarla con alegría, una alegría que no se dice, se respira en las ganas inmensas de vivir.
-Los años de experiencia dejan, más que certezas, preguntas para el día próximo, para el instante que se aproxima y esas hay que gritarlas porque entre muchas y muchos será más fácil pensarlas. ¿Para qué callar las dudas? La sinceridad a flor de piel, como carta de presentación vale más que mil consejos.
-La humildad te descubre que el universo es inatrapable, que tu mano ha de estar extendida a lo nuevo, a lo desconocido, a lo que te pueden aportar cuando menos lo esperes.
-Quizás te tilden de “entrometida”, “peleona”, “luchona”, porque dices con pasión lo que piensas o no te callas una crítica. Pero si nos dejamos tomar por los silencios, tampoco seremos parte de las soluciones ni entenderemos cómo transformar el sentido del deber en sentido común.
-Hay que comprometerse con una misma y con las demás personas con agrado y no por obligación, esa entrega a lo que somos y queremos ser es, tal vez, una puerta abierta para tejer afectos y ganar amistades.
En cada uno de estos gestos que me acercan a esa mujer intensa que fue Marla Muñoz, encuentro una excusa para vivir a plenitud mi feminidad, mi cubanía, mi vocación de educadora y comunicadora popular.
Dos personas que admiró y la admiraron cuentan de la huella que les dejó también a ellos.
Esther Pérez, su compañera en el Programa de Educación Popular y Acompañamiento a Experiencia Locales del centro, hoy editora de la revista Caminos: “En 1995 organizamos un encuentro inter-agencias Cuba-Canadá, en el que participaba el Centro Martin Luther King (CMLK) y el Centro de Estudios de Europa (CEE), donde Marla trabajaba. Ahí la descubro, porque hablaba desde el corazón. Ese fue el momento en que se acercó a la educación popular (EP), se incorporó a un taller básico y quedó definitivamente enamorada de la EP. Luego se jubiló y pasó a trabajar como asistente de nuestro programa. Desde aquí se involucra con el tema de género que se asumió cada vez con más fuerza en los talleres del centro. También desarrolló sus capacidades como editora, algo en lo que ya había laborado. Varias publicaciones de la Editorial Caminos llevan su nombre. Sabía escribir muy bien, escribía como hablaba, con voz de persona. Nunca me voy a olvidar de Marla, por su manera de ser, sin callarse la boca, expresaba sus opiniones, sabía sacar inferencias generales de una anécdota, de un detalle, tenía muy buen sentido del humor y podía ejercer un liderazgo afectivo. La gente se sentía atraída por ella, tenía amigos de todas sus épocas (de cuando estudió Geología en la exURSS, de su trabajo en el Consejo de Ayuda Mutua Económica, CAME, en el CEE y en el CMLK), de todas partes. ”
Oscar Jara, educador popular peruano, director del Centro de Estudios y Publicaciones Alforja con sede en Costa Rica: “La conocí y admiré cuando hice un taller con el equipo de Educación Popular hace un tiempo. Me encantaba su precisión y, a la vez, libertad en el lenguaje; su voz profunda que te hablaba desde adentro; sus convicciones también hondas que traslucía en su desenfadada manera de ser. ¡Me habría gustado conocerla y disfrutarla más!