Mucho se ha escrito sobre el origen y evolución del ambientalismo. Algunos aseguran que está asociado a los grupos conservacionistas que en todo el planeta han puesto sus esfuerzos en función de la protección de especies de la flora y la fauna. Otros lo relacionan con las evidentes muestras de deterioro de las condiciones ambientales del planeta, expresadas principalmente por la contaminación industrial, deforestación, pérdida de la diversidad biológica, entre otras.
Sin embargo, no son tan abundantes los documentos que se refieren al papel que ha jugado la juventud en este empeño. Me habría gustado escribir sobre lo realizado desde antes de la década de los 90, pero prefiero escribir desde mi experiencia, la de la generación de los 80, esa que durante los últimos años del siglo XX y primeros del XXI le ha tocado ser protagonista de esta historia.
Los jóvenes latinoamericanos y caribeños, convocados por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ORPALC-PNUMA) iniciamos en el año 2000 un proyecto denominado GEO Juvenil, con el objetivo de hacer un reporte del estado del ambiente en la región desde la perspectiva de la juventud. Sería este el primero de su tipo y no pocos fueron sus detractores. Algunos referentes de los sectores político y académico buscaron desmeritar el trabajo realizado por un grupo de 21 líderes juveniles ambientales que, respondiendo a la participación de más de 800 colegas de toda la América Nuestra, elaboramos aquel primer informe. Los cuestionamientos nacían de la creencia fuertemente instalada en algunos países respecto del papel de los jóvenes como pasivos receptores de las perspectivas de otros, así como de una cierta desvalorización de nuestros saberes y capacidad transformadora. Sin embargo, el GEO Juvenil fue puesto en manos de la juventud de la región, gobiernos y organismos internacionales como muestra de lo que podíamos ser capaces de hacer.
El proyecto sobrepasó las expectativas de sus gestores y se convirtió en una herramienta para la incidencia política de la juventud, de modo que permitió la articulación entre los diferentes grupos juveniles que trabajaban el tema ambiental a nivel local, nacional y regional. Fue un estímulo para el fortalecimiento del movimiento juvenil ambiental en América Latina y el Caribe, en tanto facilitó el surgimiento de nuevos grupos y el empoderamiento de los jóvenes en la toma de decisiones.
Fue así que luego vinieron procesos a nivel nacional, entre los más atrevidos estuvieron los colegas de Perú, Argentina, Uruguay y México; a los que nos incorporamos con nuestros reportes nacionales jóvenes de Cuba, Brasil, Centroamérica y Caribe (estos últimos, procesos subregionales). En el momento en que redacto este trabajo hay varios informes nacionales en proceso de edición, como los de Colombia, Ecuador y Chile, y uno subregional para el MERCOSUR.
GEO Juvenil es mucho más que un grupo de jóvenes preocupado por el ambiente que decidieron unirse para escribir informes. Ya se ha convertido en una familia, en una red que a lo largo y ancho de toda la región (claro que no con las mismas características), impulsa proyectos de desarrollo sostenible y contribuye con su ejemplo a crear una nueva concepción de vida, sobre la base de la solidaridad, el respeto, la colaboración, la entrega y el compromiso.
Gracias a esta filosofía de trabajo, GEO Juvenil se ha posicionado como movimiento de referencia no solo en esta parte del planeta, sino a nivel mundial, es por ello que hoy es una de las estrategias que reconocen instituciones gubernamentales, de la sociedad civil, la iniciativa privada y otras agencias de Naciones Unidas.
Jóvenes miembros de la red GEO Juvenil hemos sido parte del Consejo Asesor Juvenil, hoy parte de la Estrategia TUNZA, de UNEP, otros continúan su activismo desde diferentes dependencias de gobierno o en organismos regionales e internacionales. Aquel proyecto, nacido hace 10 años, fue un semillero del cual surgieron líderes que hoy se desempeñan con reconocimiento en diversos ámbitos del quehacer ambiental.
Retomo en este momento un aspecto que muchos prefieren no develar y presentar la experiencia como un “cuento color de rosas”, pero durante todos estos años no pocos han sido los momentos difíciles. Fuertes tensiones se han producido al interior de los países donde los diferentes grupos juveniles ambientales han querido tener el control y protagonismo, desconociendo el hecho de que GEO Juvenil no es otra cosa que una plataforma de trabajo abierta de la cual todos podemos ser parte y tenemos el mismo derecho de participar.
No en todas partes GEO Juvenil tuvo el mismo apoyo y reconocimiento, en algunos países como México o Brasil logró tener mayor incidencia en las estructuras de gobierno, expresado en las articulaciones que se han logrado con los Ministerios o Secretarías (según el caso) de Medio Ambiente y/o Educación; en otros países las mejores alianzas lograron establecerse con el sector juvenil o la sociedad civil, mientras que existen experiencias que pusieron en evidencia la legitimidad de procesos nacionales que tras la publicación del informe se desarticularon y fragmentaron al no incorporar en sus métodos de trabajo, la propuesta compartida por el resto de sus colegas de la región.
GEO Juvenil tiene el reto hoy de dar respuesta a las expectativas de cientos de jóvenes de toda América Latina y el Caribe que “tocan” las puertas de la ORPALC-PNUMA en busca de nuevas opciones, con la seguridad de que juntos somos capaces de provocar el necesario cambio hacia nuevas formas de producción y consumo, en aras de la sostenibilidad de la vida en la Tierra.
Para los jóvenes latinoamericanos y caribeños el desarrollo sostenible depende no solo de la conservación de la biodiversidad, sino de la lucha constante por la equidad social y el mejoramiento de la calidad de vida de los hombres y mujeres que de este lado del mundo, durante siglos, hemos sido objeto de la explotación irracional de nuestros recursos naturales y humanos para satisfacer las necesidades de un norte brutal y egoísta que intenta exportar a nuestras naciones modelos de desarrollo que exterminan nuestras culturas originarias y nos hacen depender de una filosofía de vida cada vez más distante de la naturaleza.
GEO Juvenil nos ha permitido, a quienes hemos tenido la oportunidad de formar parte de esta experiencia, comprender la necesidad de mirar la problemática ambiental y el desarrollo sostenible desde las individualidades y colectividades, como parte de un fenómeno del que somos responsables todos y al que podemos contribuir desde nuestro día a día con la seguridad de que mirar al futuro requiere cuando menos, alguna reflexión sobre el pasado y una buena comprensión del presente.
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