“Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza. Siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad, por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar. ¡Qué rujan los océanos y hagan espuma! ¡Qué tiemblen las montañas mientras suben las aguas! Un río trae gozo a la ciudad de nuestro Dios, el hogar sagrado del altísimo. Dios habita en esa ciudad, no puede ser destruida. En cuanto despunte el día, Dios la protegerá”. Salmo 46: 1-5
Cuba enfrentó un fenómeno único y sin precedentes cuando el huracán Irma afectó severamente a once provincias del archipiélago. Durante su paso devastador se mantuvo con categoría 5 por más de 72 horas y con un lento desplazamiento que le permitió estacionarse en varios de los territorios que sufrieron más daños, con efectos de huracán o tormenta tropical.
Entre las afectaciones más significativas están la pérdida de diez vidas humanas, aun cuando fueron evacuadas más de un millón de personas; el derrumbe total o parcial de miles de viviendas y la pérdida de los recursos materiales de una gran cantidad de familias cubanas; daños severos a la flora y la fauna que todavía no se han cuantificado; devastación en varias zonas costeras de ambos litorales así como en los cayos adyacentes a las provincias centrales del país, incluyendo severos perjuicios en áreas protegidas.
El huracán Irma es el primer fenómeno meteorológico que compromete el funcionamiento del sistema electro energético nacional de manera crítica. Ello provocó que más de la mitad del país se encontrara sin fluido eléctrico durante más de 72 horas.
El sector turístico, principal renglón económico de la isla, sufrió severos daños cuando resta un mes para el inicio de la temporada alta del turismo. Ello implica un fuerte golpe a la economía nacional y un desafío a la capacidad de respuesta para la recuperación de las instalaciones y áreas naturales que constituyen destinos turísticos.
Aún cuando el estado cubano ha movilizado cuantiosos recursos para proteger a la población, en varias provincias persisten serias dificultades con recursos básicos como el agua y la alimentación, así como situaciones que pueden comprometer la estabilidad epidemiológica y provocar una emergencia sanitaria.
Desde que se dieron a conocer los profundos daños que Irma podría causar, el Consejo de Iglesias de Cuba y sus Comités de Emergencia nacional, regionales, así como grupos en las localidades, en alianza con las autoridades nacionales y locales y otras organizaciones de la sociedad civil, adoptaron varias medidas dirigidas tanto a la prevención como a la respuesta, a partir del cumplimiento de los protocolos establecidos. Numerosas iglesias y casas pastorales sirvieron como centros de evacuación y refugio a cubanas y cubanos y apoyaron en labores como la transportación de evacuados y la distribución de agua potable a través de la red de sistemas de agua instalados en iglesias y centros.
A partir de una evaluación de las afectaciones causadas por Irma y varias visitas de campo en provincias como La Habana, Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey y Las Tunas, el Consejo de Iglesias de Cuba dialoga con las autoridades del país, así como con numerosas organizaciones y plataformas internacionales que han enviado mensajes de solidaridad y expresado su voluntad de contribuir a la recuperación del pueblo cubano. Entre ellas se encuentran ACT-Alianza la cual está apoyando para organizar una respuesta integral y nos acompaña con personal para ello, Pan para el Mundo, Obra Misionera de Berlín, CBM, Diakonia Suecia, diferentes Sociedades Bíblicas en el mundo, Servicio Social de Iglesias Dominicanas, Iglesia Discípulos de Cristo de lo EUA, Consejo Nacional de Iglesias de Cristo de los EUA, Siervos Unidos Alrededor del Mundo de los Estados Unidos, Bolsa Samaritana y Visión Mundial, Wine to Water, La Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos USA, Haven Today.
Como parte de la ayuda se ha ofrecido el envío de alimentos, medicamentos, kits de aseo, herramientas para la construcción y filtros de agua, entre otros recursos, así como acompañamiento pastoral y de atención psicosocial en comunidades afectadas. Voluntarios de la Obra Misionera de Berlín han anunciado su llegada a territorio cubano dentro de dos semanas y se sumaran a las labores de recuperación.
Como ha ocurrido ante fenómenos naturales precedentes, el Consejo de Iglesias de Cuba tendrá una participación activa en la recuperación del pueblo cubano y seguirá compartiendo su mensaje de fe y esperanza. Desde su vocación ecuménica, el CIC convoca a sus miembros y amigos en todo el mundo a juntar esfuerzos en el servicio a quienes hoy sufren las consecuencias psicológicas, espirituales y materiales de tan devastador evento hidrometeorológico.
Consejo de Iglesias de Cuba
Septiembre 13 de 2017