Ahora bien, el audiovisual joven logrará ser más interesante en tanto genere discursos más universales y explore disímiles temáticas y elementos formales. Percibo la necesidad de crear obras más comprometidas con lo estético, lo cual me parece grato para la salud del nuevo audiovisual.
Gustavo Arcos (crítico de cine): La realización alternativa de audiovisuales no surge hasta finales de los 80, con la propia AHS. El acceso a las tecnologías conduce a que los jóvenes se organicen y gestionen los medios para producir un discurso desprejuiciado sobre la nación diferente al de sus padres, las instituciones y completamente fuera de las normas del lenguaje cinematográfico legitimadas por el poder.
El acercamiento a problemas sociales, raciales y sexuales, a la miseria, el dogmatismo, la burocracia y otros temas, desde puntos de vista distintos a la oficialidad, condiciona que se etiqueten esos materiales como incorrectos, no se difundan y se obstaculice su exhibición. ¿Adónde van esos realizadores entonces a socializar sus creaciones?
Alejandro Ramírez (cineasta): Mis obras no se desarrollan sólo en Cuba y para mí no basta con encontrar y reflejar realidades, discursos y sujetos invisibilizados. Se trata más bien de mirarlos de forma crítica, cuestionadora y compleja, sin improvisaciones, para que nuestras obras impliquen un compromiso y me opongo a los criterios que niegan ese compromiso.
Sandra Gómez (cineasta): Aunque vivo fuera de Cuba hace varios años siempre regreso y lo hago también para hacer mi trabajo, cuyo valor lo aportan esos personajes que por lo general no tienen voz: un pescador, una costurera. Ellos se expresan, contradicen y complementan, creando una imagen diversa y plural de lo que somos.
Karel Ducasse (cineasta): El logo de este evento me puso a reflexionar en que efectivamente estamos ante un rompecabezas con una ficha faltante que siempre tenemos que buscar. Es así que debe pensarse y hacerse una sociedad. Esa imagen de proceso abierto a múltiples criterios me ha gustado mucho.
Los jóvenes realizadores estamos tocando temas que los medios de comunicación masiva no problematizan lo suficiente. Por eso siento la necesidad, al igual que otros tantos, de visibilizar situaciones, personas y puntos de vista que vayan conformando un imaginario social.
Yasmín Portales (blogera): Existe una circulación underground de los audiovisuales presentados en la Muestra, mas percibo que algunos tienden a socializarse y otros no. ¿Qué opinan ustedes de estas vías de difusión alternativas y por qué creen que estén condicionadas sus tendencias?
Karel Ducasse: La piratería cultural es un fenómeno complejo. Yo trato de mover mis obras de diferentes maneras por el compromiso que asumo con ellas. Toco cuantas puertas tenga que tocar para que se vea lo que he hecho. Esa difusión clandestina de copia en copia, a pesar de afectar la calidad de la película, permite que una mayor cantidad de personas pueda acceder a ella y analizarla, polemizar, inquietarse.
Alejandro Ramírez: Nosotros propiciamos que nuestras obras pasen de mano en mano, pero esa no es la solución, pues hay lugares donde el acceso a la tecnología es mínimo y escaso los medios particulares para reproducir esas tecnologías. Además, la circulación por los ámbitos privados muchas veces no genera una discusión colectiva.
Sandra Gómez: Existen proyectos culturales en las comunidades como OVNI, zona franca que convocan a la gente de sus barrios para proyectar nuestros documentales.
Gustavo Arcos: Acepto la piratería, pero sufro un dilema ético con las instituciones y, sobre todo, con los realizadores que emplean sus propios medios y recursos para producir estos filmes que, por estos caminos, pierden calidad.
La censura crea un clímax enrarecido alrededor de una obra determinada y le otorga una dimensión que tal vez no posee, cuando lo que se necesita es responsabilidad e interés por las diversas inquietudes, discursos y puntos de vista.
Repensemos el arte y los valores culturales. No los contaminemos con criterios obsoletos o esquemas de lo revolucionario que funcionaron en otra época. Las estructuras de poder deben atender el sentir de los jóvenes creadores para no permanecer ajenas a su mirada de la sociedad.
Reynier Valdés (cineasta): El cine es un arte que requiere recursos y tecnología costosa. En este punto estamos obviando la extracción social de la mayoría de los cineastas, quienes históricamente han pertenecido a la clase media y de ahí emanan muchas de las preocupaciones que vierten en sus producciones.
Ernesto Pérez (cineasta): Realizo mis obras motivado por un compromiso con la sociedad en la que vivo. No creo que la creación esté determinada por cuestiones genéticas, sexuales o de clase, sino por el ser político que cada uno de nosotros es.
Ailynn Torres (investigadora): En consecuencia con la responsabilidad de tener en cuenta a su país cualquier producción, análisis o persona necesita proponer alternativas, además de recrear la realidad o polemizarla.
Yanara Mauri (cineasta): Estoy a favor de lograr un acabado estético en el audiovisual joven cubano, pero nos golpea la cuestión económica y de acceso desigual a la tecnología. Si dispongo de algunos medios, aunque no sean los adecuados, no veo porqué renunciar a expresar lo que pienso y que otros también lo hagan. Aunque esas condiciones no favorezcan e incluso empobrezcan la calidad estética y formal del discurso, para mí la elección más sincera es no quedarme en la inacción.