El cartel que identifica al Encuentro Hemisférico por los 10 años de la derrota del ALCA, esboza al continente americano. No es un trazo habitual, pero resulta suficiente para imaginar a la Patria grande. Otros detalles de esta América nuestra, se dibujaron en la tarde de este viernes 20 de noviembre. Quienes llegaron al Centro de Convenciones de Cojímar, al este de la capital cubana, han aportado sus miradas a la realidad regional para redibujar los límites de nuestra geografía.
Bastó la provocación del intercambio inicial del panel de la mañana, que repasó a grandes rasgos, qué ha pasado en la última década y qué significó para las luchas populares, la derrota del ALCA. Cuatro grupos compartieron más a “lo cortico” sus reflexiones sobre la hora actual de sus países y un poco más allá.
Algunos elementos comunes marcan nuestro contexto: conflictos migratorios, modelos productivos extractivitas, la insistencia de la derecha por frenar el avance de los gobiernos progresistas, la necesidad de profundizar en la cultura política para romper el analfabetismo político y pasar de una fase reactiva a una propositiva.
En una de las mesas un estudiante colombiano contó cómo ha sido su despertar como sujeto crítico de la realidad compleja de su país y la región. Ha necesitado acompañamiento de otras personas vinculadas a procesos de transformación social, ser parte de espacios de debate y construcción, para desmontar muchas de las comprensiones naturalizadas por el discurso hegemónico de los medios. Cómo garantizar ese diálogo generacional, entre luchadores de más experiencia y otros más jóvenes, que se incorporan a procesos en curso y deben conocer las lógicas anteriores para acompañar las luchas populares. Ese es un desafío compartido.
Impedir la fragmentación en sectores o a lo interno de nuestros territorios, es un camino hacia la anhelada unidad regional, que es todavía frágil y hay que fortalecerla, con la contribución de todas y todos. El retorno de la derecha a espacios de poder, pone en peligro la construcción de mecanismos de integración, que se han impulsado sobre todo, desde gobiernos progresistas. Los movimientos sociales apuestan por un proyecto integracionista popular y eso requiere una mayor incidencia pública para juntar a las fuerzas todavía dispersas, o desarticuladas.
El peligro de perder las elecciones argentinas el domingo y el conflicto colombiano, son focos de atención por la importancia que tienen para América Latina en su conjunto. El mapa de la América nuestra no estará completo hasta que sus ciudadanos y ciudadanas no deconstruyan el modo de vida capitalista, las lógicas de la dominación imperialista, que muta y convierte a las personas en consumidoras, en esclavas del consumo sin fin. Este Encuentro es una oportunidad para seguir repensando las estrategias para que gane el proyecto colectivo de vida, ese que volvió a respirar cuando en Mar del Plata se sepultó el ALCA.