Los desafíos que enfrenta el ecumenismo en Cuba hoy son también los desafíos de la realidad que vivimos. La tradición y lo nuevo, la crisis económica y de valores, el agotamiento de modelos y prácticas, la búsqueda de cambios y oportunidades. El ecumenismo es impactado e impacta a las comunidades de fe y a sus entornos.
“La sociedad que queremos hay que construirla”, afirmó el pastor bautista Idael Montero en el minitaller que abordó el tema Ecumenismo y sociedad con sede en la Iglesia Presbiteriana de Versalles, en Matanzas. “Hay realidades que nos aportan, pero hay otras que nos hacen sufrir, que nos lastran como seres humanos y Dios no quiere eso para nosotros. Las relaciones desiguales también nos hacen daño.”
Idael mencionó varias experiencias que en el campo ecuménico se han impulsado desde la propia formación socioteológica y pastoral, en temas como la equidad de género, la cultura de paz, el trabajo comunitario, ambiental. En este sentido destacó las propuestas de instituciones como el Centro Lavastida, en Santiago de Cuba, el Centro Martin Luther King o el Consejo de Iglesias de Cuba.
Como invitada a este intercambio estuvo la socióloga Ana Celia Perera, del Centro de Investigaciones Sociológicas y Psicológicas (CIPS), quien comentó algunos de los resultados del más reciente estudio que realizara su institución sobre los nuevos liderazgos y tendencias religiosas en el país. Algunos de esos nuevos liderazgos surgen por diferencias con otras iglesias, y no todos están legalizadas.
La investigadora dijo que los líderes que están al frente de estas corrientes son personas jóvenes, carismáticas, que están tratando de impulsar nuevas ideas y dan una cara de renovación que la población está esperando. “La gente los percibe como líderes cercanos, colaboradores, solidarios, como hermanos que les ayudan, que están al lado de las personas”.
Una de las interrogantes que le plantearon a las cristianas y cristianos entrevistados es por qué se acercan a estos nuevos espacios religiosos y entre las respuestas encontraron que “tienen una necesidad de cambios que se expresa en una ruptura tajante con lo que tenían antes, quieren algo nuevo, la búsqueda de esperanza en lo que no conocen. Muchas de esas personas han pasado por varias denominaciones, están en un proceso de búsqueda y además quieren sentir afectivamente que son importantes”.
El estudio revela que estas comunidades siguen más a los líderes evangélicos, que a una tradición de fe, lo que se evidencia en el desconocimiento que expresan de la historia de su iglesia o del movimiento ecuménico. Tampoco hay claridad en sus visiones sobre el ecumenismo cubano o manifiestan rechazo a los líderes históricos y sus apuestas políticas.
El jurista y profesor universitario Julio Antonio Fernández, compartió algunas opiniones sobre la sociedad cubana como escenario de actuación de las cristianas y cristianos que participan en este Portal Ecuménico. “Una sociedad armónica sería más propicia para el ecumenismo, en la que el amor tuviera sentido socialmente. La sociedad socialista que habíamos diseñado podría ser un prototipo o un paradigma que habría que llevar a vías de hecho (…) Uno de los obstáculos es que muchas palabras y conceptos de la vida social y política nos han sido hurtadas. Los pueblos con sus luchas han sido los creadores de las prácticas libertarias y democráticas.
“Hace falta una sociedad que nos eduque horizontalmente, en la que aprendamos no solo qué es la democracia, sino que aprendamos en democracia (…) Hay que crear ambientes de participación, que reviertan la enajenación de la política. La idea de que estamos en política no implica que la gente sean políticos profesionales. En una democracia verdadera, no importa quién gobierne porque si somos soberanos gobernamos y controlamos todo el tiempo y la política es tan cotidiana como cualquier otra práctica cultural”.
El pastor Carlos Piedra lleva 25 años en la iglesia Presbiteriana de Versalles. Esta vez fue el anfitrión de quienes eligieron debatir y compartir sus experiencias en los minitalleres sobre la “Lectura popular de la Biblia” y el “Ecumenismo y sociedad”. No ocupó ninguna silla porque anduvo todo el tiempo de un lado a otro, atento a cada detalle. Pero no pudo evadir la intensidad del intercambio. Se dejó contagiar y pidió la palabra:
“Nosotros somos responsables de que el ecumenismo tenga cada vez menos fuerza. La función de la iglesia es ganar para Jesús, entonces como es posible que se echen a fuera a quienes no se nos parecen. Yo no puedo predicar para ganar más presbiteriano, sino para el Evangelio. No tenemos más fuerza en este país porque estamos atomizados. Me pongo bravo con una persona y me voy de la iglesia y fundo una nueva. ¿Qué le decimos a un pueblo sincrético como el nuestro? si resulta que el presbiteriano de la esquina le pide la cabeza al de la otra esquina o el pentecostal de acá no se entiende con el de allá”.
Ana Celia reconoció que “muchas veces las iglesias no se dan cuenta de las fortalezas que tienen como espacio de la sociedad civil, donde la gente encuentra la oportunidad para debatir de temas que en otras instituciones no lo hace ya”.
El Portal Ecuménico en su segunda jornada profundizó en el tema central que ha convocado a mujeres y hombres de fe: la participación ecuménica en la casa cubana. Más que mirar y criticar la realidad, se pueden construir propuestas, tender puentes entre quienes quieren lo mejor para el pueblo de la isla. Ese es un camino en el que habrá mucho por hacer en lo adelante.