A treinta años de tu martirio nuestro pueblo empuja contra la impunidad por la justicia y ya, a esta hora el Estado Salvadoreño se ha declarado culpable de tu asesinato y ha pedido perdón; pero será ello suficiente? no, desde ningún punto de vista, de ninguna manera si no se castiga a los culpables de todos los crímenes de lesa humanidad aprioris y aposterioris a tu martirio.
En Monseñor Romero se sintetiza el amor hacia nuestro pueblo, el respeto a nuestras hermanas y hermanos, el cuido de nuestra niñez y de nuestr@s abuel@s, la demanda de apoliciticidad de los cuerpos armados, la constitucionalidad del gobierno y la aceptación de las normas del Derecho Internacional por los Tres Poderes del Estado Salvadoreño. Ello hubieran pensado los sicarios: que asesinando a Santoamérica, tarde o temprano se les revertiría y que la justicia salvadoreña e internacional llegaría más allá de donde ahora estamos. Sin embargo, no es sólo Monseñor el caso común, sino la de más de cien mil masacrados a mansalva por los sicarios, casos como el de los jesuitas, las monjas Maryknoll, los más de doce sacerdotes, las decenas de maestros, médicos, en fin de todo nuestro ensangrentado pueblo que es quien no sólo demanda perdón, sino justicia de parte del estado salvadoreño y si las Cortes de Justicia de los Estados Unidos encontraron culpables a Vides Casanova, Sarabia, Carranza y García, por crímenes de Lesa Humanidad, significa también que hay una infinidad de militares y políticos de esos tiempos que son culpables tal como lo demuestran los documentos desclasificados del Departamento de Estado de Los Estados Unidos.
La Ley de Amnistía que ha salvado a estos criminales pierde su legalidad y objetividad porque el estado que la decretó lo hizo bajo presión nacional e internacional y porque ese mismo estado mintió a la ciudadanía salvadoreña a sabiendas que mentía, por lo cual demandamos, debido a la conducta inapropiada de estado falástico de esos días, la derogación por el estado de derecho actual de la inapropiada y anti jurídica Ley de Amnistía.
El perdón lleva implícito de forma tácita que se dio un crimen y el estado tiene la obligación de castigarlo, aquí no hay caso a discusión, se cometió un crimen, se ha aceptado y por ello el pueblo demanda que se aplique la ley.
La sociedad salvadoreña quiérase o no, vive un momento coyuntural diferente, el pueblo ha elegido democráticamente al actual gobierno y como tal, el actual gobierno tienen que oír al pueblo que lo eligió, este pueblo pide justicia y que se castigue a los asesinos de Santoamérica y se derogue la Ley de Amnistía, de otra forma no estaremos en paz y no podremos poner esa parte oscura de nuestro pasado en el baúl del olvido y del perdón.
No es cosa del presidente o del partido, es deber del estado salvadoreño si es que queremos salir del oprobioso oscurantismo medievalista de las últimas décadas del siglo pasado cuando a nuestro pueblo se le dio caza como animal salvaje y donde bastaba la voluntad de un sicario para asesinar a miles de indefensos.
No es tampoco el odio y la revancha lo que nos mueve, es sencillamente la persecución de la justicia para hacer de nuestra nación un hábitat donde todos podamos vivir en paz cumpliendo cada cual con nuestras obligaciones ciudadanas. La reciente captura del ex presidente de Guatemala, el enjuiciamiento y condena de cuatro criminales militares salvadoreños por Cortes Norteamericanas, la extradición de dos ladrones (Carlos Perla y Monteagudo), el juicio a los diputados traficantes, el enjuiciamiento en España por el asesinato de los Jesuitas, y la llegada de nuevos magistrados a la CSJ y a la Procuraduría de Derechos Humanos, así como la depuración de los cuerpos policiales y probablemente en un futuro próximo el esclarecimiento de las verdaderas causas y de los autores intelectuales del asesinato de tres diputados salvadoreños y su motorista en Guatemala, la demanda del verdadero esclarecimiento sobre la muerte de nuestro líder histórico Schafik, dan signos claros de que vamos en camino de la justicia por el bienestar de las mayorías, la cual a gritos pide paz y seguridad en esta nación marcada por la violencia y la impunidad.
El presidente tiene razón en llamar a todo el pueblo a unirse en la campaña contra la violencia y como pueblo respondemos que el estado que es el mejor juez, derogue las leyes draconianas que en nada ayudan a la búsqueda de paz, dignidad y justicia social.
QUE TU VOZ SANTOAMERICA SEA OIDA Y LA JUSTICIA SEA RENDIDA.
por: Ponciano Montañés y Ermitaño, Monje Trapense