Queridas y queridos:
Muchas son las razones que nos llevan, año tras año, a enredarnos en las actividades de la Feria del Libro.
Este espacio cultural nos da la oportunidad no sólo de presentar nuestras publicaciones frente a un público que comparte nuestros mismos valores y sentidos, sino también frente a otro tipo de público que, como sabemos, ya se ha ido
moviendo hacia otros “hábitos” de lectura y gustos, muchos de ellos asociados a lo perentorio y, muchas veces, banal.
Frente a ese desafío, y con modestia, todos los años tenemos presencia en la feria ya sea en nuestro stand, como en el programa de presentaciones de la Cabaña y de otras sedes: Biblioteca Nacional y Casa del Alba. Este año estuvimos también
participando de las actividades de homenaje a la vida y obra de Paulo Freire junto con otras instituciones cubanas y educadores populares como Frei Betto, Nita Freire, la viuda de Paulo Freire, Oscar Jara, entre otros.
Pero la feria, lo que se dice “la feria” se construye y piensa desde mucho antes. Por suerte, aún entre nosotras y nosotros, se vive ese espíritu colectivo para hacer las cosas, enfrentar los obstáculos y animarnos en el camino cuando apenas un día antes de la presentación está saliendo un libro de la imprenta, como el de Vale la pena, de Calviño, y hay que movilizarse, hacer llamadas teléfonicas para
que esté a tiempo, el día y a la hora de la presentación, o cuando tres días antes de empezar se nos llama para decirnos que no podemos vender en el stand porque hay que pedir un permiso de venta que debe estar firmado por la ministra de comercio interior y así una larga lista de detalles sobre los cuales hay que estar, como se dice en bueno cubano, “arriba de la bola”.
Y cuando hablaba de hacer y pensar la feria “colectivamente” me refería a un sentido, a un espíritu que ojalá no nos abandone pues cada quien desde su pedacito se implica. Y ojalá se pudieran “implicar” más personas del CMLK y de las redes.
Quisiéramos mencionarlos a todos y todas pero la lista va a ser muy extensa. Prefirimos nombrar y agradecer primero a las autoras y autores, los que compilan, arman nuestras publicaciones, a quienes buscan “la plata”, la gestionan en proyectos para que esos textos puedan convertirse en libros, cuadernos, revistas, afiches, sueltos; a nuestros editores, diseñadores, ilustradores que trabajan para darle al contenido coherencia y belleza; a quienes se ocupan de la logística (nos transportan durante los días de la Feria en La Habana y en las provincias, a quienes diariamente “cargan” los libros y salen a repartirlos a cada rinconcito de municipios y provincias, a quienes se ocupan de trabajar los programas de presentaciones: panelistas, moderadores; a quienes “reportan” las noticias y las suben al sitio y toman las fotos, esas que dejan la constancia, la memoria de lo que hacemos; a quienes desde la contabilidad garantizan los cheques para cubrir los gastos; a quienes nos preparan los almuerzos para que salgamos corriendo a las presentaciones; a quienes nos sirven el cafecito caliente y amablemente nos alientan con sus buenas energías o nos dicen: “se ven que están de feria, no paran de trabajar”.
Y claro, a quienes de diversos rincones de la isla esperan cada feria para armar sus propios stand, sus programas de presentaciones, sus recorridos por universidades, centros de trabajo, comunidades: la gente linda de las redes que animamos y que nos animan siempre con su entrega y cariño. Son muchos los nombres y las pasiones. Por eso preferimos en esta nota, a unas semanas de haber concluido la feria, y con el ánimo más calmado y cuando las muchas reuniones nos dejan un pedacito para redactarla ENVIARLES A TODAS Y TODOS EN EL CMLK UN MONTÓN DE AGRADECIMIENTO POR SU APOYO PARA QUE LA FERIA SIGA SIENDO ESE MOMENTO DEL AÑO DONDE NOS JUNTAMOS PARA CELEBRAR LA LLEGADA DE NUESTRAS PUBLICACIONES.
Programa de Comunicación Popular
Centro Memorial Martin Luther King
