Otra vez en Cuba tiene lugar un proceso de consulta popular en torno a los destinos del país. Ya se sabe que estos son tiempos difíciles, que encuentran en la palabra decisivos su mejor sinónimo.
Entre discusiones esperanzadoras y propositivas y otras más neutrales en cuanto a propuestas ha ido transitando el documento del Partido Comunista de Cuba (PCC), con sus dos partes: Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista; y Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta 2030, propuesta de visión de la nación, ejes y sectores estratégicos. Trabajadoras y trabajadores, colaboradores/as e invitadas/os se juntaron durante dos jornadas a los militantes del núcleo del PCC del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. (CMLK), para debatir ambos textos.
La vinculación del CMLK a las luchas políticas, sociales y eclesiales en América Latina; su inspiración cristiana desde un movimiento ecuménico revolucionario; su apego a la educación popular; su quehacer en la cotidianidad cubana a partir del trabajo comunitario y diacónico, y el propósito de contribuir al proyecto socialista del país fueron recursos importantes en este debate. Las intervenciones abarcaron no solo una visión integral del país, sino que se anclaron en lo local. Asimismo privilegiaron “la cuestión social” y la necesidad de que lo económico encuentre en ella su correlato, su función, sus propósitos.
Por eso, uno de los planteamientos más importantes fue el de colocar como objetivo general y no específico como se encuentra en el documento la atención de manera diferenciada a los sectores vulnerables. Igualmente se puso énfasis en acápites sobre la preservación de políticas universales y gratuitas y en la satisfacción de las necesidades de la población para una vida digna. De igual manera, se habló de variar el vocablo capital humano por potencial humano, lo cual está a tono desde su valor simbólico con las propuestas, políticas y prácticas de un proyecto que beneficia, en primer lugar, al ser humano, sin olvidar la naturaleza. De hecho, este fue otro aspecto relevante en la discusión.
Claras posiciones en torno al cuidado de la naturaleza y a la convivencia en armonía con esta quedaron reflejadas. Se destacó la importancia de que existan criterios que regulen las políticas en función de la sostenibilidad de las mismas. En ese sentido, la innovación científica y tecnológica deberá tener en cuenta el cuidado medioambiental y se deberán valorar proyectos de gran envergadura destinados al turismo o promovidos en otros sectores, a partir de medidas de protección ambiental.
En el tema de la infraestructura se aludió a las localidades, proponiéndose que estas cuenten con recursos y herramientas para su desarrollo, y que se les garantice a los gobiernos locales el acceso a esos medios. De esa forma, la descentralización y la creatividad en cada territorio posibilitarán solucionar determinadas problemáticas y sopesar las desventajas o inequidades territoriales evidentes en el país.
Con respecto a las tecnologías, se abordó igualmente la necesidad de un amplio acceso social, la importancia del uso de tecnologías libres que creen comunidad y la educación tecnológica desde metodologías participativas. En relación con este tema, hubo planteamientos abocados a elevar la cultura donde encuentren posibilidad de desarrollo las diferentes expresiones culturales que hacen la cultura nacional; también se incluyó aquí el trabajo con los valores y la educación para todos y todas.
El rescate de otros referentes y paradigmas de liberación se abordó como necesidad en el estudio de la Historia en Cuba. Igualmente se habló de enfatizar el carácter anticapitalista que debiera tener el proyecto social cubano, independientemente que dé espacios a diferentes formas económicas. Frente a los negocios privados se destacó la importancia de que aporten socialmente desde servicios u otras formas, que exista una coherencia entre su gasto social que generan y su contribución en este ámbito.
La empresa socialista también recibió recomendaciones. En ese sentido, se habló de que en ellas no son los empresarios y empresarias, sino los trabajadores y las trabajadoras quienes deben alcanzar un nivel cada vez mayor de participación en la gestión y control de ese espacio, lo cual muchas veces se distorsiona en la actualidad.
Cada intervención, al menos, en el CMLK, se dirigió a poner en blanco y negro propuestas que pudieran contribuir con una sociedad próspera y democrática, llenando también de sentidos esos conceptos y señalando disímiles retos que tiene la Cuba de hoy.