Mujeres cuestionan roles tradicionales dentro de la familia cubana
Las diferentes formas de maltrato ocupan talleres de la Jornada Nacional por la No violencia hacia las mujeres y las niñas.
Género Redacción IPS Cuba 18 noviembre, 2016
La mujer cubana ocupa importantes espacios laborales y sociales; sin embargo los llamados roles tradicionales asignados a ella implican un rasero de discriminación y violencia.
Foto: Jorge Luis Baños/IPS
La Habana, 18 nov.- Aunque el rol de la mujer dentro de la familia ha cambiado durante los últimos años, todavía recae sobre ellas la mayor carga de responsabilidades y exigencias a causa de la cultura patriarcal imperante, que constituye una forma de violencia.
Este problema fue analizado por mujeres pertenecientes a una comunidad interreligiosa creada en el verano de este año, en la ciudad de Matanzas, que participaron en el encuentro Diálogo Interreligioso y Equidad de Género celebrado la víspera.
La sede del no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), en el municipio habanero 10 de Octubre, acogió a mujeres de distintas creencias religiosas y procedencias sociales como parte de las actividades de la Jornada Nacional por la No violencia hacia las mujeres y las niñas.
El debate se desarrolló a partir de la pregunta del pastor Luis Carlos Marrero sobre quién o quiénes asignaron los llamados roles tradicionales de género, tan extendidos y aceptados en la sociedad.
Las participantes indicaron que es usual que las mujeres lleven la carga doméstica y casi todo el peso de la crianza de los hijos, además de su propio trabajo y preocupaciones. Mientras, a los hombres se les han asignado históricamente otros “roles” en el matrimonio y la familia.
Coincidieron en que todavía persisten muchos clichés, “arrastres culturales”, construcciones sociales y mitos que contribuyen a perpetuar la estructura del sistema patriarcal.
Los niños crecen en ambientes “más duros”, donde predominan frases como “a los hombres no se les da besos”, “los hombres no lloran” y otras muchas frases machistas, apuntaron.
A juicio de María Antonia Thomas, la mujer debe usar la posición de líder que tiene dentro de la familia para cambiar patrones. “Es difícil lograr una transformación si una acepta la posición que tradicionalmente se le ha dado”, resaltó.
“Poco a poco, debemos comenzar a exigirle a los hombres otros papeles y otros deberes y enseñar a nuestros hijos e hijas otros roles. Lo ideal sería encontrar un equilibrio”, propuso.
Todavía persisten conceptos erróneos que colocan a la población femenina en una perspectiva de inferioridad, como que ella “no disfruta el sexo” o “no tiene alma” o que le es más fácil realizar determinadas tareas como cocinar o coser, apuntó.
En estos procesos de la cultura patriarcal, incluso las propias mujeres se fueron relegando a sí mismas, añadió Thomas.
Según María Elena Amaro, que roza ya la tercera edad, en las familias cubanas la mujer juega un rol fundamental de mediadora en la comunicación entre generaciones que suelen convivir bajo el mismo techo.
“A nosotras nos toca resolver tensiones desde la cocina hasta la intimidad y muchas veces debemos desempeñar el papel sexual sin importar si tenemos disposición o no.
Casi siempre los hombres dejan a las mujeres grandes y complejas responsabilidades como el cuidado de los hijos y hasta nos culpan si algo sale mal”, puso como ejemplos.
De acuerdo al pastor Marrero, los llamados roles tradicionales suelen pasar de generación en generación sin que a veces nadie se los cuestione. “Pero son las mujeres quienes más sufren con ello”, observó.
OAR coordina la Jornada por la No Violencia hacia las mujeres y las niñas, que en 2016 está dedicada a las mujeres lesbianas y transexuales y llega a 10 de las 15 provincias cubanas. (2016)