Por Lissy Villar Muñoz
“Soy mujer, negra, cristiana; conozco de las luchas y los sacrificios de las mujeres como yo en nuestra región. Quería oír de sus experiencias y compartir nuestras luchas y lo que hemos logrado desde Cuba”; con esta declaración Izzet Samá Hernández, Coordinadora Ejecutiva del Centro Memorial Martin Luther King Jr. (CMLK), cuenta sobre la participación negada la Cumbre de los Pueblos, un espacio de articulación de la región en defensa de la democracia.
El CMLK, institución a quien el gobierno de EE.UU. negó la participación como parte de la delegación cubana, ha formado parte del encuentro, aunque fuera desde la virtualidad encontrándose con más de 250 organizaciones que representaron a los trabajadores, los inmigrantes, las mujeres, los pueblos negros e indígenas, la comunidad LGBTQIA+ y muchas otras comunidades en lucha con una visión de futuro inclusiva y solidaria.
¿Cómo se construye? Pues el fórum en su declaración final precisó que “estaremos en las calles, en nuestros barrios, en nuestros lugares de trabajo y en nuestros hogares, construyendo y organizando constantemente, llevando a cabo las miles de pequeñas tareas y grandes luchas que juntas nos cercan a la victoria”.
La declaratoria de la Cumbre de las Américas dejó otra premisa: hace falta bailar y juntar para construir las luces de un futuro inmediato. “Estuvimos juntos, marchamos, bailamos y alzamos nuestra voz común en protesta contra la injusticia. No sólo analizamos y criticamos los fallos del actual estado de cosas, sino que también intercambiamos estrategias para garantizar nuestra supervivencia y avanzar. Compartimos propuestas para construir el futuro que queremos, necesitamos y merecemos; un futuro que nos atrevemos a construir, ahora”.
Sus principios (expuestos en la declaración final) también forman parte de los nuestros que intentamos extender, comprender y apropiarnos todos los días. “Debemos eliminar todas las formas de supremacía blanca, racismo, homofobia, sexismo, transfobia y todo tipo de discriminación y opresión”. Esto es algo que el movimiento también se propone, desestructurar las dominaciones, compartir la alegría y defender los pequeños y grandes resultados. Y eso, eso se hace con la gente.
En videos que se proyectaron en la sede oficial de la Cumbre de los Pueblos y que el CMLK los publicó desde su plataforma social media defensores de los derechos, activistas, militantes por la solidaridad y el compromiso desde diferentes esferas de la vida profesional-espiritual, mostraron su postura al ser omitidos de la posibilidad de construir horizontes comunes.
La Cumbre de los Pueblos fue una realidad, el trabajo pensado y puesto en práctica desde el poder popular es referente y traza el camino para construir otras maneras de vivir dignamente, autosustentarnos, organizarnos.
“Quería contar mi historia como persona con capacidades otras cuanto he avanzado en el ejercicio de mis derechos”; “comunicar mi experiencia como médica pediatra y la solidaridad compartida en la pandemia de COVID-19,“aportar con mis investigaciones de la biodiversidad”; quería participar, contribuir… así se expresaron algunas de las personas que no pudieron asistir a la Cumbre. En otra de sus alocuciones la pastora presbiteriana ha expresado que gracias al comité organizador de la Cumbre pudo unir a tantas personas en una lucha por la dignidad de los pueblos. En Cuba la solidaridad ha sido espacio de salvación y ha sido una constante del pueblo.
“Las maneras en que los territorios se unen, se articulan para enfrentar las hegemonías es el único camino que verdaderamente va a ayudar a resistir y enfrentar todos aquellos espacios de dominación”, compartió Samá Hernández, quien también enarboló la solidaridad como principio de vida y búsqueda de otra manera de ser. “Vimos como el pueblo cubano, con toda la escasez y la angustia durante la pandemia de COVID-19, se unió y buscó alternativas ante la falta de medicamentos y recursos. En medio de esto las personas buenas crean y construyen otras maneras de vivir dignamente”.
A partir de un análisis político- social del “país más rico del mundo”, la Cumbre apostó por la profundización del contexto geopolítico y la situación de los movimientos sociales en la región.
“El gobierno estadounidense es adicto al militarismo y a la guerra y gastará más de 800.000 millones de dólares en 2022, en muerte y destrucción. En lugar de prepararse para la guerra, la sociedad debe organizarse para satisfacer las necesidades humanas. Queremos un futuro sin desahucios, violencia policial y encarcelamiento masivo, deportaciones, sanciones y bloqueos. Decimos: ¡no más! Queremos un futuro en el que todos tengamos acceso a una vivienda adecuada, a una alimentación sana, a la sanidad, a la educación y a la cultura. Decimos amnistía total y derechos para todos los inmigrantes”.
La Cumbre aportó otras ideas a considerar para desarrollar el trabajo colectivo, al igual que aquellas valoraciones que formaron parte de la declaración del encuentro y que pueden servir de argumento para entender el contexto latinoamericano. Compartimos algunas:
—Análisis del contexto nos permite visualizar como reunión histórica el encuentro.
—La integración de las personas y comunidades en lucha.
—El análisis contextual necesita concebirse además a partir de intercambios culturales, experiencias
—Conocer para poder explicar, presentar y valorar los intereses políticos, económicos de Estados Unidos y de las grandes empresas
—Pensar estrategias para garantizar nuestra supervivencia. Avanzar.
—Construcción de una democracia popular. ¿Qué es y cómo se construye?
—Defensa de derechos entre ellos el derecho a la salud sexual y reproductiva de las mujeres (entre ellos el aborto); derecho al voto, a la formación de sindicatos; derechos civiles y humanos; lucha contra el extractivismo y la explotación de la tierra.
—Organización constante.