• Compartimos la reflexión del Día Mundial de la Oración de la teóloga Roselid Morales, miembro de nuestro equipo del Centro Martin Luther King Jr.
Quisiera comenzar agradeciendo la oportunidad de compartir con ustedes la palabra de Dios en este día y que pueda ser precisamente en el marco del Día Mundial de Oración que es fruto del trabajo y esfuerzo de mujeres de Fe que habitamos en comunidades cristianas de este mundo. Mujeres de diferentes razas, culturas y tradiciones que somos capaces de unirnos en un día común para orar e interceder las unas por las otras y por este mundo donde habitamos. Agradeciendo la presencia de todas las personas que han sido parte del espacio.
Oremos: Dios de la vida, que tú espíritu nos acompañe y que podamos escuchar tu voz en las voces de quienes hoy nos reunimos en tu nombre. Amén
Este año el día mundial está dedicado a Taiwán, los materiales que se han compartido han sido creados por mujeres cristianas de este país. Es lindo poder escuchar sus voces en las canciones y mensajes que han escrito.
Taiwán es una pequeña isla a 160 km aproximadamente de China y separada de esta por el estrecho de Taiwán, con ciudades modernas, rica en recursos naturales y situada en el continente asiático. Entre sus principales cultivos se encuentra el arroz, la caña de azúcar, verdura y frutas. Conocida como la isla de Formosa, que desde el portugués se traduce como isla hermosa.
Al leer estas características podemos encontrar similitudes que nos recuerdan mucho a nuestra Cuba. La mayor de todas es que ambas somos islas, siempre escuché decir que las personas que vivimos en islas tenemos pensamiento de isleños. Es decir, nos sentimos solos/as en el medio del mar, para entrar o salir del territorio nacional necesitamos que sea por agua o por el cielo, mientras que en otros países que tienen fronteras terrestres se puede pasar de un país a otro incluso caminando. Por ejemplo, si el arroz está más barato del otro lado puedes ir y comprar y regresar en el mismo día, puedes ir incluso caminando, algo que para nosotros es casi imposible de pensar.
En medio de las sociedades que vivimos hoy donde siempre nos miramos de forma fragmentada y no como parte de un todo global es aún más fácil sentirse aislados. Algo más que tenemos en común es que tanto Cuba como Taiwán estamos ubicados en lugares estratégicos para los intereses mundiales de dominación y el comercio internacional por lo cual grandes potencias se disputan constantemente por el dominio de nuestros territorios.
En el caso de Taiwán está ubicada en un estrecho donde se concentra buena parte del comercio internacional, juega un papel central en el diseño geopolítico de Estados Unidos desde el fin de la segunda guerra mundial, especialmente desde que en 1949 la derrotada burguesía China se refugia en la Isla. Esto ha hecho que desde esa época hasta la actualidad hayan existido disputas entre potencias como China y Estados Unidos por su control y que estén siendo asechados en todo momento por poderes que no le permiten su independencia y soberanía. Creo que tenemos más cosas comunes.
Comparto un poco de este contexto porque el lema de este año del día mundial de oración es “Informarse para orar, orar para actuar” La pregunta que viene a mi mente cuando leo esto es: ¿Informarnos desde dónde? En este mundo de tanta información, posverdades y noticias falsas. Cómo elegimos desde donde informarnos.
Creo que debería ser desde las voces de los pueblos, de la gente, las comunidades tienen para contarnos sobre sus realidades. Por eso me gusta tanto que el programa del culto usa cartas desde las mujeres que viven el día a día de su país, reflejando las realidades de sus comunidades, sus angustias y alegrías. Presentan además como propuesta de texto bíblico una carta, la carta a los Efesios, el texto que estaremos estudiando en la predicación de hoy se encuentra en Efesios 1: 15-19:
“Por esto, como Sé que ustedes tienen fe y amor para con todo el pueblo santo, no dejo de dar gracias a Dios por ustedes, recordándolos en mis oraciones. Pido al Dios de nuestro señor Jesucristo, al glorioso padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente. Pido que Dios les iluminé la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuan gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia”
Se piensa que la carta fue escrita en la Éfeso por el año 95, después de la carta a los Colosenses. Éfeso era una gran ciudad portuaria de Asia Menor, la capital de la provincia romana donde se encontraba toda la estructura del Imperio. Había un puerto con intenso comercio y mucha artesanía, además existía la actividad pecuaria y la agricultura. Se adoraba al emperador como a un Dios y era la sede de la Diosa Artemisa. En el libro de los Hechos se muestra que Pablo trabajó y vivió allí por 3 años.
Efesios es más que una carta, se asemeja más a un tratado teológico pastoral. En ella se refleja más que situaciones concretas de las comunidades una reflexión de cómo deberían vivir dichas comunidades. Mostrando una comprensión en las relaciones de familia, la experiencia con el espíritu santo, la forma de ser iglesia, de comprender a Jesús y esperar su regreso. Es una época de persecución por parte del Imperio Romano, sobre todo con el gobierno del emperador Dominico en los años del 81 al 96 después de Cristo. La carta está escrita no sólo para la ciudad de Éfeso, sino que se escribe para las iglesias de la provincia romana de Asia, Grecia y Macedonia. Por tanto, esta carta se convierte en una invitación para vivir el misterio que es Cristo.
El autor menciona para mí palabras claves en forma de mensaje para las comunidades, comienza diciendo: yo sé que ustedes tienen fe y amor para con todo el pueblo santo. No está hablando de la fe individual de cada persona, es la fe en Dios, esa fe que no se vive sola o encerrada sino en comunidad y amor. No explica quien es ese pueblo santo, ni dice tiene que ser de esta forma u otra, sino que es para todos y todas quienes decimos creer en Cristo, no es para una u otra iglesia, es para el pueblo de Dios.
Manifiesta un poco más adelante que le agradece a Dios por ese pueblo y siempre les tiene presentes en sus oraciones, mostrando la oración como forma práctica de esa fe. Pide a Dios les dé el don o espíritu de sabiduría para que puedan conocer la esperanza a la que han sido llamados y cual es la herencia que Dios da a su pueblo.
Colocar la esperanza en medio de los contextos más difíciles siempre ha sido una tarea de la fe cristiana, una invitación a mirar más allá y creer, aunque parezca imposible. Creer, parafraseando a Alicia Eguren hasta que lo imposible se vuelva inevitable. Creer vinculados/as a esa herencia que recibimos, estamos en conexión con la herencia que nos une a nuestros antepasados, que nos une como pueblo de Dios. Recibida del Jesús que murió en la cruz y resucitó desde la esperanza. Aunque no siempre es claro hay un hilo invisible en la historia que nos conecta con esas primeras comunidades y que nos recuerda que hemos sido llamados y llamadas a construir y vivir el reino de Dios desde la justicia, la equidad, el perdón y la paz.
En momentos como los que vivimos hoy donde se habla de un caos sistémico o guerra mundial híbrida/ fragmentada debido a un cambio de sistema o transición hegemónica del capitalismo al neoliberalismo necesitamos orar.
Orar para que Taiwán no se convierta en otra punta de lanza como lo es hoy Ucrania
Orar para que los gobiernos se entiendan y piensen más en los pueblos porque las buenas o malas decisiones terminan afectándonos a toda la humanidad
Orar por la paz, por el desarme nuclear, porque terminen las guerras en nombre de la paz y la libertad. Eso nos une como pueblo de Dios, todas las iglesias deberíamos orar y actuar de forma permanente por la paz.
Orar por las mujeres, las de aquí, de allá y del mundo entero que siempre terminamos en situaciones de vulnerabilidad en estos duros contextos pero que tenemos la fuerza transformadora de Dios
Orar por el pueblo de Taiwán, y por el nuestro, por las personas que allí viven, sueñan y construyen, para que sus voces sean escuchadas
Orar por nuestras hermanas y hermanos cristianos que tienen (tenemos) el reto de regalar siempre la esperanza.
El temor en medio de estos tiempos al parecer continuará acompañándonos, pero la fe es la respuesta al temor, es la fe quien puede mostrarnos cuan grande y sin limites es el poder de Dios
¡En ti creemos Señor y confiamos!
Que Dios nos siga acompañando hoy y siempre. Que su fuerza y misterio nos den la sabiduría para entender la esperanza a la cual hemos sido llamados y llamadas.
Amén