El verano helado de Quito solo puede vencerse gracias al calor de los trabajadores de la Secretaría Nacional de Gestión Política. A través de ALBA de los Movimientos Sociales y el Centro Memorial Martin Luther King (Jr), se une este departamento estatal con la Red Ecuménica Fe por Cuba y la Red de Educadores y Educadoras Populares.
La experiencia, sin duda, es contrastante. La violencia y la desigualdad, característica de muchas ciudades latinoamericanas, nos hace reflexionar sobre la tranquilidad ciudadana de la isla, esa seguridad única de Cuba que te permite caminar sin temores por las calles. Una imagen fuerte para nuestra idiosincrasia es la de niños vendiendo frutas en los semáforos o las personas que prácticamente se lanzan frente al auto cuando la luz roja anuncia la parada a proponer sus productos. Son imágenes impactantes para la conciencia.
También podríamos hablarles de la diversidad étnica, de acentos, vestuarios, culinaria y sobre la cosmovisión del mestizaje. Quito resulta una ciudad multicultural, marcado por sus propias subculturas, donde confluyen además migrantes de varias naciones, lo que dota de una belleza mística a la urbe. Escuchas merengue, reggaetón, bachata, salsa o el tradicional pasillo en cualquier esquina.
Al dialogar con las organizaciones y movimientos sociales sentimos el apego y afecto a la Revolución Cubana, símbolo de resistencia y solidaridad. Sin embargo, a muchos les cuesta entender ciertos problemas de la realidad cubana actual como la apatía política, la falta de participación de un buen número de jóvenes en los procesos sociales, la tendencia al incremento del sector cuentapropista, determinadas carencias económicas, y el temor ante la influencia de los Estados Unidos, dado el restablecimiento de las relaciones entre el gigante norteamericano y la Llave del Golfo. Nuestro sistema, claramente perfectible y con autoridades dispuestas a transformarlo en pos del bien común, presenta males sociales que no pueden negarse.
Es justo ahí donde entra el accionar de nuestras redes, voluntarias frente a los momentos cruciales que vive el país, promotoras de valores, de la identidad nacional, del ecumenismo, de la educación popular, siempre en busca de la participación ciudadana. Y hasta Quito y su gente nos proponemos llegar mediante un proceso de acompañamiento comunicológico.
Aparece una diferencia en los inicios, en este lado del mar la educación es totalmente bancaria y las personas de sectores humildes involucradas en las luchas por los derechos humanos, sus derechos, demandan habilidades comunicativas, casi inherentes a la población cubana, por lo general desinhibida y elocuente.
Con la disposición de caminar y aprender juntos y juntas, vamos dando los primeros pasos. El Comité de Revolución Ciudadana Juan Pablo Bolaños y los cadetes de segundo año de la Policía Nacional en el sector sur nos abren las puertas, y a la vez, nos enseñan la dinámica de sus medios de difusión masiva, a decir de ellos mismos, viciados de vulgaridad, publicidad, sensacionalismo y pugnas políticas.
La propuesta cubana a sus necesidades es simple: comunicación popular, iniciativa, construcción conjunta de saberes, autogestión y no dejarse matar las ganas de hacer.